Mujer y Deporte, Difícil Combinación en México
Acaba de celebrarse el Día Internacional de la Mujer y bien vale la pena hacer desde esta humilde tribuna un merecido homenaje a las mexicanas que hacen deporte. Y no me refiero a las que han dado lustre al deporte nacional, como Adriana Fernández, Ana Guevara, Soraya Jiménez o Rosario Espinoza, sino a todas las que el fin de semana, en el recreo o en cualquier lugar y momento intentan competir, divertirse y ejercitarse.
Ser mujer y deportista en un país como el nuestro es seguro de lo más complicado, pues el papel asignado a la mujeres es el de ama de casa, mamá, sirvienta o algunas pocas cosas más, pero de ninguna manera el de tener éxito y reconocimiento en lo que hagan, incluyendo el deporte.
Y para lo anterior están los prejuicios sociales y religiosos, la falta de legislación para la igualdad de género, la burocracia de los tres niveles que forma institutos con mujeres oportunistas que en nada ayudan y desgastan la intención en el discurso barato, y sobre todo, los machos mexicanos que siguen siendo mayoría.
Desde pequeñas todas luchan contra la idea de que el deporte es para hombres, sufren discriminación en las escuelas en la clase de educación física y hasta prohibiciones de otras mujeres y familias enteras para participar en cualquier deporte, por prejuicios de religión o clase social.
Pero a pesar de todo, seguimos viendo mujeres exitosas en todos los campos deportivos esforzándose por competir, divertirse y ejercitarse. A todas ellas un sincero aplauso por hacer eso y además seguir siendo excelentes abuelas, madres, hijas, hermanas, amigas y profesionales.